La natación es el mejor deporte a practicar durante el embarazo.
Se han realizado importantes investigaciones científicas sobre los efectos fisiológicos de tales actividades durante el embarazo. Un número creciente de investigadores de la Cátedra Internacional de Fisiología del Ejercicio ha obtenido conocimientos y datos relevantes sobre el tema. De hecho, las pruebas y los resultados de dichas investigaciones no dejan ninguna duda de que la práctica física moderada realizada durante el embarazo tiene beneficios importantes para la salud.
En una conversación telefónica con el fisiólogo deportivo Ricardo Guerra, de S. Paulo, Brasil, el médico Gregory Davies, profesor de la División de Medicina Materno-Fetal y de la Escuela de Motricidad Humana de la Queen's University de Canadá, destacó los riesgos para la salud asociados con la falta de actividad física durante el embarazo, que incluyen pérdida de condición física, exceso de peso materno, un mayor riesgo de diabetes gestacional, hipertensión inducida por el embarazo, desarrollo de otras enfermedades circulatorias, dolor de espalda y deterioro del bienestar psicológico.
Ricardo Guerra, en su blog en el diario paulista O Estado, sostuvo que, sin embargo, la cuestión de ejercicio aeróbico realizado con cargas de alta intensidad, es decir, frecuencia cardíaca más elevadas durante el embarazo, es aún objeto de mucha discusión y debate en el campo de la fisiología del ejercicio. Muchas deportistas de alto nivel, así como otras mujeres en general, optan por continuar la práctica de actividad física durante el embarazo con cargas excesivas. Por consiguiente, es muy importante determinar cuando dichos protocolos llegan a ser perjudiciales, poniendo potencialmente al feto en riesgo.
Programas de actividad física de alta intensidad pueden precipitar cambios cardiovasculares que pueden poner potencialmente en peligro el bienestar del feto. La hipótesis planteada por muchos expertos, es que el ejercicio realizado con una frecuencia cardiaca alta durante este período podría causar una redistribución drástica del gasto cardíaco (una redirección del flujo sanguíneo de los órganos viscerales a la musculatura esquelética) a raíz de las necesidades fisiológicas del feto, lo que conduce a la hipoxia fetal.
Por desgracia, todavía hay una falta de estudios que investiguen con precisión el impacto fisiológico de la práctica de ejercicio aeróbico con cargas de alta intensidad, en este caso particular. Además, casi no hay estudios que examinen la cuestión durante un período más largo. Entonces, la información que tenemos sobre el tema es un tanto limitada y poco concluyente para que los investigadores del área lleguen a un consenso definitivo sobre exactamente cuáles deben ser las directrices a ser adoptadas.
Sin embargo, en un estudio reciente con deportistas de alto rendimiento durante el embarazo, los investigadores noruegos llegaron a la conclusión de que el bienestar del feto puede verse comprometido cuando el ejercicio se practica de forma extenuante.
Kjell Salvesen, el profesor que dirigió el estudio, advirtió que no se sacaron conclusiones precipitadas acerca de los resultados de investigación, ya que pocas participantes formaron parte de la misma.
"Sin embargo, creo que las observaciones hechas en nuestro laboratorio son lo suficientemente alarmantes y dignas de profundización en el futuro, con el fin de investigar la cuestión más a fondo, no sólo en deportistas de alto nivel, como se hizo en nuestro estudio, sino también para otras mujeres que quieran hacer ejercicio durante el embarazo con las cargas que se caracterizan por una mayor intensidad", dijo.
"Por lo tanto, durante el embarazo las mujeres deben ser cautelosas al adoptar cargas más intensas y no deben someterse a ningún protocolo de ejercicio, cuya actividad física de intensidad sea superior al 90% del ritmo cardíaco máximo maternal", agregó el Dr. Salvesen.
Cuando se le preguntó al médico acerca de la cantidad de ejercicio que se considera apropiada para las mujeres durante el embarazo, afirmó: "La práctica física compuesta por una caminata o jogging de 4-5 días a la semana durante 30 a 45 minutos, que se caracteriza por una intensidad durante la que una charla que es posible, se considera segura y se recomienda para todas las mujeres embarazadas saludables".
Sin embargo, es importante señalar, que la caminata y el jogging no son los únicos métodos disponibles para las mujeres que buscan los beneficios fisiológicos del ejercicio durante el período de gestación.
Robert McMurray, un renombrado fisiólogo de la University of North Carolina, dijo que, durante el embarazo, la práctica de ciertos deportes puede ser más apropiada que la de otros.
"Sigo creyendo que la natación es el mejor deporte durante ese período, por varias razones: es beneficioso para el sistema cardiovascular, mantiene y desarrolla tono muscular, facilita la circulación del flujo sanguíneo materno-fetal y causa menos problemas relacionados al equilibrio. La natación también ocasiona una menos sobrecarga en las articulaciones y menos riesgos relacionados con la temperatura corporal alta, ya que el agua ayuda a disipar el calor de manera más eficiente que el aire", dijo el Dr. McMurray.
En resumen, siempre es recomendable que las mujeres hablen sobre sus prácticas físicas y cargas con sus médicos. Sin embargo, para aquellas que no tienen riesgo adicional durante el embarazo, un régimen de ejercicio de intensidad moderada debe ser parte de su vida cotidiana.
Por lo tanto, siempre se debe realizar actividad física durante el embarazo y prepararse físicamente para el nacimiento del bebé.
"Ellas deberían entrenar para ese día como si fuera "el Juego Olímpico del nacimiento", incorporando el ejercicio en su rutina diaria, incluso durante el 3er. trimestre si es tolerable", afirmó el Dr. Davies, quien concluyó diciendo:"Ellas deberían seguir sus programas físicos específicos a las necesidades del embarazo de la misma manera como los atletas olímpicos se dedican a la preparación de una competición".
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